La necesidad de un límite institucional: romper con la vetocracia

El veto, si bien es una atribución presidencial contemplada por la constitución nacional, no es jamas una expresión de un deseo individual de quien encarna la dirección del gobierno circunstancialmente. El veto, por raro que parezca, requiere de la capacidad de hacer política para que pueda expresarse y sostenerse como decisión ya que, para que el mismo sea efectivo, debe volver a la cámara de origen (y posteriormente por la cámara revisora) y contar con una cierta cantidad de votos que hagan que dicha ley vetada por el presidente caiga (1) Es decir, aún en el mejor de los escenarios, es necesaria una profunda articulación política para que la voluntad de Diputados y Senadores cambie en menos de diez días y tenga en cuenta un veto presidencial . Ni amenazas, ni liturgia soez, ni aprietes en redes sociales llevadas adelante por incels con 15 segundos de fama. Política simple y clara es lo que se necesita, y lo que a su vez, escasea ...